La sonrisa más triste - Relatos Compartidos #1


¡Hola chicos!


Había pensado en incluir algo así como compartir frases favoritas o recomendaciones de libros de personas que visitan el blog en la sección Curiosidades pero entonces me envían un relato por correo diciendo que visitaron el blog y que de ahí tomó mi dirección de correo electrónico, por lo que decidió compartir un relato conmigo y que si me parecía buena la compartiera, no voy a dar detalles de la persona porque así me lo ha pedido así que...bueno, aquí lo dejo y si alguien alguna vez quiere compartir algún relato, un capítulo de alguna historia que estén escribiendo o cosas así pueden hacerlo en mi bandeja aclarando si quieren mi opinión o si quieren que lo comparta en la nueva sección Relatos Compartidos

Mi correo está en la parte derecha, justo debajo de mi breve descripción y mi foto weirdo cubriendo mi cara con una mano, elegante, lo sé.

Ahora, aquí va...

Había leído frases como “tomó todo de mí para no acurrucarme a su lado” o “estando tan cerca de él se me hacía difícil respirar” en diversos libros que he tenido en mis manos, y había pensado que sabía lo que significaba.

Por eso hoy…cuando lo experimenté de primera mano, se sintió como una bofetada.

¿Sabes? Cuando tienes plena consciencia de las situaciones en las que nunca debes ser débil y dejarte llevar, piensas que eres fuerte y tienes un nivel de inteligencia superior al de los demás, crees que eres suficientemente lista para no cometer errores comunes.

Te preguntarás a qué errores comunes me refiero. Bueno, te lo aclaro un poco. Los de toda la juventud, confiar en una amiga que jura que jamás te dejará a pesar de lo que venga, o cuando un círculo de amigos grande promete seguir en contacto con el paso del tiempo cuando terminan curso y toman caminos distintos. Pero esos son los normales, todos…sin excepción lo hemos hecho una o dos veces. Pero hay una situación de la que todo el mundo tiene plena consciencia y a la que un 97% de la población juvenil que tiene una amistad mixta…o sea, que tu mejor amigo es un chico (o una chica en el caso de los hombres), sucumbe por más que jure por todo lo santo que no hará.

Y eso es…enamorarse de tu mejor amigo.

Hace casi 7 años que lo conocí, yo era novia de su amigo. O al menos creía que era amigo suyo (resultó ser un imbécil para los dos, pero esa es otra historia), no lo soportaba pero siempre estaba donde su amigo (mi novio) estaba así que callaba y simplemente hacía lo mejor para ignorar su presencia. Pasaron meses, 4 para ser exactos…como dije mi novio, en aquel entonces, fue un imbécil (ahora es un recuerdo lejano e insignificante) así que terminamos y poco después ellos dejaron de ser amigos, no sé las razones pero mi entonces novio sólo desapareció del mapa.

Con la sorpresa de la situación vivida con mi ex, bueno…el insoportable resultó ser buena persona y supo escuchar, aconsejar y callar cuando fue necesario, ya no me desesparaba a niveles épicos así que todo pasó, años después ya era un buen amigo. Uno enamorado de una de mis grandes amigas por aquellos años, ella se enamoró de otro (siguen juntos y felices por si tenían curiosidad), y mi amigo tras ganar un corazón roto decidió irse a estudiar a otro lugar aprovechando que su hermana mayor trabaja lejos del lugar donde viviamos, y con visitas esporádicas cada vez que podía pasaron 3 años más, y las cosas mejoraron para ambos. El salió con alguien más y con el tiempo terminaron, y yo tuve citas con algunos chicos (todos totalmente faltos de material de novio)…hace dos años, una de nuestras típicas noches de películas y chatarra, el ambiente se tornó distinto, nuestras manos se juntaron (como nunca antes había sucedido) y nuestras miradas chocaron en un momento totalmente fuera de la pantalla de la TV, nos acercamos el uno al otro pero en el último segundo, uno que nos hizo reaccionar a ambos, nos detuvimos con pocos centímetros de nuestros labios. Cuando terminó la película la despedida fue extraña, apresurada e incomoda. Normal después de tal situación inexplicable, ¿cierto?

Pocos días después él volvió al lugar donde estudiaba así que simplemente olvidamos el asunto.

La noche de año nuevo, un año después, en una fiesta de una amiga estaba tratando de ser una chica rebelde, como las de ahora, o bueno…como la mayoría (obviamente no pegó porque eso o es lo mío) tomé un poco demasiado y él se encargó de cuidar de mí, me pidió que parara porque ya era suficiente y me llevó al mueble junto con una botella de agua para que los efectos disminuyeran en el transcurso de la noche, antes de volver a casa.

En medio de todo el ruido me acomodó en su costado, al parecer cuando las personas ven a dos muchachos juntos asumen que son pareja y simplemente los repele y se van a ligar con otros, me sentí tan cómoda y comenzamos a platicar, entre todo llegó el momento de la plática seria y hablamos de lo que buscábamos en la pareja ideal. Todo lo que dije fue: “Alguien como tú, no puedo imaginar nada que sea correcto para mí”. Estúpido, lo sé. Pero estaba medio ebria así que…sí, puede ser tomado como la verdad porque cuando estás así tu boca no dice nada más que verdades. Él sólo me miró, sonrió y dijo que si eso era lo que quería lo encontraría, pero no tratando de ser como todas las chicas, porque eso no es lo que chicos como él buscaban.

¿Ven? Les dije que fui idiota.

Otro año pasó sin incidentes, sentimientos apagados…hasta la noche del 3 de Enero, casi a media noche él se estaba despidiendo de mí para volver al estado donde cursaría su último año, lejos de mí. Esa fue la primera noche que realmente sentí, la noche que mi corazón lo supo. Su voz fue baja, suplicante cuando dijo mi nombre.

Y mi nombre jamás se oyó tan bien en los labios de alguien.

“No quiero irme. Pero tengo que hacerlo”

Solté mi agarré de su cintura, lo miré y le dije que era hora, que hablaríamos tan pronto como llegara a casa sano y salvo.

No pude quitar el sonido de mi nombre de mis oídos, ha pasado un año y aún lo escucho.
Coqueteos por textos siguieron después, y cuando me di cuenta de ello me busqué una excusa para pelearnos y simplemente borrar las palabras y pensamientos cursis que tenía sobre él, y eliminar las sonrisas tontas de mi cara cuando hablábamos por teléfono para chequear como estábamos.

Meses después me preguntó por qué no respondía, si estaba bien, si había hecho o dicho algo. Yo estaba saliendo con alguien más así que fue fácil disculparme por ser una total perra y la amistad siguió, como siempre.

Esta vez no fue navidad o año nuevo, es septiembre, un día normal con una visita inesperada. Mi mejor amigo volvió, y junto a él lo hicieron todos los sentimientos reprimidos. Fue como una bola demoledora que impactó directo en mi pecho, en esa cosa que bombea sangre en el cuerpo, y al que culpan sin razón de acabar con nuestras vidas felices. El corazón.

Días pasaron, situaciones también, y no podía dejar de pensar que tal vez tenía una oportunidad si me animaba a decirle que estaba sintiendo cosas por él, pero entonces pasó, abrió la boca y dijo: “Si todo sale bien, voy a tener una novia oficial para el día de año nuevo” y me contó todos los planes que tiene para pedirle a la chica con la que ha tratado por un tiempo que sea su novia, y le gusta tanto que sabe su nombre completo, su fecha de cumpleaños y hasta su color favorito. Y todavía más, su gusto va más allá, llegando al límite de “estoy enamorado de ella” que incluso va a pedir permiso con los padres, está chapado a la antigua y es una belleza por eso, pero no son mis padres a los que va a pedir permiso para salir conmigo y no seré yo quien será su novia, quien le hace sentir tanto al mismo tiempo, no seré yo quien vea todos los arreglos planeados con tanto cuidado y detalle para pedirme que sea su novia. Será ella. Será otra chica, otra muy afortunada chica que lo amará, que lo verá y sin miedo tomará su mano y besará sus labios. Será alguien más quien enviará (y recibirá) textos cursis y felices en su móvil, y será ella quien tendrá al hombre perfecto a su lado.

Todo eso fue lo que me hizo entender que no había sentido nada antes. Que todo lo que había vivido antes no era lo que creía, no era felicidad, no era amor lo que había en casa beso, en cada mano que sostuvo la mía, que no era mi corazón lo que daba cuando estaba en citas, en noviazgos, en amistades. Que todo lo que había creído entender en las historias que leía no era lo que yo iba a obtener jamás. Porque la primera persona de la que me enamoré, la única persona que realmente desee que fuera mía y yo suya, no será más que mi mejor amigo.


Y mientras lo escuché, mi mente era un caos por dentro, y mi expresión para él era una sonrisa, una que él no sabe que era forzada, que era la sonrisa más triste que alguna vez he dado.

 Los leo en comentarios, y sean honestos, la persona que lo compartió seguro se pasará por el blog de nuevo, y chica...vas a estar bien, no lo olvides. Respira profundo y mira al frente, no estás sola.